Diario de Navarra 2007/01/13
"Decía Locke que resultaba absurdo ser tolerante con serpientes, con aquellos que, si pudieran, no dudarían en matarnos. Con las serpientes lo que hay que hacer, añadía, es pisarles la cabeza"
Iñaki Iriarte López
DIALOGAR CON FANÁTICOS
La ventaja de tratar con fanáticos es que su propio fanatismo les impide ocultar sus intenciones, al menos en lo que respecta a ciertas cuestiones fundamentales. Los nazis, por poner el caso, eran incapaces de disfrazar sus fobias, aunque ello les facilitara las cosas. Tampoco a los islamistas se les pasaría por la cabeza embaucarnos acerca de la aplicación de la sharia. A quienes están convencidos de poseer toda la verdad les repugna mostrarse equívocos con la necesidad de imponerla.
En todas sus declaraciones desde que decretó el alto el fuego, ETA ha dejado claro cuáles eran las bases para solucionar «el contencioso». Citando su último comunicado: «Acordar y construir para Euskal Herria un nuevo marco jurídico-político fundamentado en el derecho de autodeterminación y en la territorialidad». En los últimos meses sus esbirros sin capucha no han dejado de repetirnos con una reiteración digna de hare-krisnas la misma monserga. «Territorialidad», «autodeterminación», «autodeterminación», «territorialidad». Supongo que si no han insistido en la cantinela de la amnistía es porque la daban ya por ganada.
Resulta innegable la claridad del mensaje que transmiten: «Esto no se acaba hasta que no se acepten nuestros dogmas». Lo que sólo significa que no habrá paz hasta que los demás, los que no extorsionamos, amenazamos, fabricamos explosivos, conspiramos para matar a nuestros vecinos ni quemamos los bienes ajenos, nos rindamos y comulguemos dócilmente con sus ruedas de molino.
Decía Locke que resultaba absurdo ser tolerante con serpientes, con aquellos que, si pudieran, no dudarían en matarnos. Con las serpientes lo que hay que hacer, añadía, es pisarles la cabeza. Debemos ahora preguntarnos hasta qué punto tiene sentido proponer el diálogo con quienes, siendo una minoría, exigen a la mayoría la aceptación de sus axiomas como única vía para abandonar la violencia. Si «diálogo» significa literalmente «aprender a través del otro», ¿qué puede enseñarnos conversar con quienes confiesan que sólo dejarán de atacarnos cuando aceptemos su victoria?
Tras el salvaje atentado de Barajas, Ibarretxe ha apelado a dejar abierta «la puerta del diálogo», «mantener la esperanza», «mirar hacia adelante». Su correligionario, Urkullu ha pedido también «un esfuerzo de diálogo y de negociación entre todos». Begoña Errazti, por su parte, ha declarado su deseo de «continuar el esfuerzo en el proceso de paz». ¿Cómo explicar la actitud de estos líderes del nacionalismo vasco? ¿Ingenuidad? ¿Generosidad? ¿Un alma de boy-scout? ¿Una mayor altura de miras, en comparación con quienes se oponen a todo trato con terroristas? ¿No se han enterado, acaso, de lo que ETA y sus txakurras han estado repitiendo, que no habrá paz hasta que cedamos a sus exigencias? ¿Todavía no han comprendido que nos las habemos con fanáticos?... ¿O es que tal vez acarician la perspectiva de obtener un beneficio político del fin de la violencia? Batasuna ha anunciado su intención de acudir a la manifestación convocada por Ibarretxe bajo el lema «Por la paz y el diálogo». Como era de esperar, el lehendakari ha decidido cambiarlo, lo que podría evitar el esperpento de ver a los Otegis y Barrenas asistiendo a una protesta convocada en rechazo a ETA, sin el menor asomo de condenarla. Pero el mero hecho de que quienes han aplaudido a tantos asesinos hayan podido dar por bueno el primer lema debería hacer reflexionar a todo el nacionalismo democrático acerca de la perversión de algunos tópicos.
Iñaki Iriarte López es profesor de Pensamiento Político de la Universidad del País Vasco
miércoles, 14 de febrero de 2007
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1 comentario:
Saludos, bienvenidos al espacio sideral, me he limitado a registrarme para poder participar en el blog.
Voy a proponer al moderador de nuestro blog de la A.D. que mañana os de la bienvenida.
Ánimo.
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