miércoles, 30 de mayo de 2007

Pactos

Diario de Navarra 2007/05/30

“un pacto con los regionalistas ayudaría decisivamente a los socialistas a mejorar su imagen. No sólo en Navarra, sino en toda España. Evidenciaría, de entrada, que no mantienen ningún pacto secreto con ETA y que se hallan firmemente comprometidos en el proyecto de Navarra como comunidad diferenciada.”
IÑAKI IRIARTE LÓPEZ

Pactos

Todavía se admiten apuestas acerca de cuál será el futuro Gobierno de Navarra? Pues bien, apostaré todas mis rupias por un «Gobierno de concentración foral» UPN-PSN-CDN. ¿Que por qué me muestro tan resuelto? Por dos sencillos argumentos de sentido común. Primero: los regionalistas les ofrecerán todo tipo de facilidades a los socialistas. Y, desde luego, ninguna condición en lo que se refiere a política social.

Al fin y al cabo, hoy por hoy, tampoco es tan grande la distancia a ese respecto entre el centro-derecha y el centro-izquierda (aunque, por supuesto, éste nunca vaya a reconocerlo). De hecho, muchos ciudadanos de a pie no percibimos en el día a día demasiadas diferencias entre si nos gobierna uno u otro (¿viven las rentas más bajas mejor con Zapatero que cuando gobernaba Aznar?, ¿vivían los ricos mejor con éste que con Felipe González?). Afortunadamente, Navarra no es el Tercer Mundo. La riqueza no se concentra en unas pocas manos, mientras una gran mayoría vive en la miseria. Somos una sociedad razonablemente equilibrada. Disfrutamos de un nivel de vida más que envidiable. Es muy cierto que sufrimos, como en toda España, de un problema gravísimo que está convirtiendo ya al Estado del Bienestar en papel mojado, a saber, los escandalosos precios de la vivienda. Pero también es cierto que la verdadera solución a ese tema, que pasa por una liberalización radical del suelo, está probablemente fuera del alcance y del programa de todos los partidos que componen el Parlamento foral. A estas alturas, y en resumidas cuentas, nadie puede escudarse en una supuesta divergencia en las políticas sociales para rechazar una coalición como la que debería producirse. Segundo argumento: un pacto con los regionalistas ayudaría decisivamente a los socialistas a mejorar su imagen. No sólo en Navarra, sino en toda España. Evidenciaría, de entrada, que no mantienen ningún pacto secreto con ETA y que se hallan firmemente comprometidos en el proyecto de Navarra como comunidad diferenciada. Los socialistas navarros recuperarían así la credibilidad perdida con los affaires Urralburu y Otano, tendrían una oportunidad de oro para gobernar con eficacia las carteras que les correspondiesen. Se retratarían como un partido responsable, dotado de la suficiente cintura política como para superar el clima de enfrentamiento entre Gobierno y oposición que se vive en el resto de España. Con ello podrían abonar el terreno para recobrar el porcentaje de voto que perdieron en 1991. Y, por si todo esto fuera poco, el PSN se arrogaría con el papel de garante de la estabilidad de Navarra durante los próximos cuatro años. Lo único que debería evitar es ofrecer una imagen de frentismo demasiado acentuada que terminara identificándolo con UPN.

Naturalmente, formar ese «Gobierno de concentración foral», aunque sea con Puras como presidente, les valdrá a los socialistas el acoso mediático de los nacionalistas. Se subirán por las paredes, se mesarán los cabellos, perderán la compostura. Tanto peor para ellos: si algo les ha beneficiado es la imagen de moderación que han ofrecido. ¿Seguirán los socialistas navarros el dictado del sentido común? Estoy casi seguro de que sí.

(Claro que, pensándolo bien, tampoco cabe pasar por alto una variable imprevisible: la política ha estado siempre plagada de aprendices de brujo. Estadistas que, persuadidos de su propio talento, conjuran fuerzas malignas, confiando en saber someterlas a su voluntad. Inevitablemente, esas fuerzas escapan a cualquier control y se produce el desastre. De igual modo, sagaces estrategas de la alta política, no sé si en Navarra o en Madrid, podrían convencerse de su capacidad para engañar al diablo. Obtener gracias a NaBai la Presidencia, echarle algunas migajas como justiprecio y disfrutar tranquilamente del espectáculo de cómo las diferentes cabezas de ese engendro se devoran entre sí. Crucemos los dedos.)

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