sábado, 2 de junio de 2007

Pactos de gobernanza

Diario de Navarra 2007/06/02


"Sólo por la perversión de una izquierda miope y que se ha quedado sin discurso político propio - y casi sin votos como IU -, el nacionalismo ha obtenido un marchamo de «progresismo». Es un error monumental."
Jesús Mª Osés

Pactos de gobernanza

LOS resultados electorales al Parlamento de Navarra dejaron un panorama complicado para la gobernanza de la Comunidad. El profesor Iriarte López (30 de mayo) apostaba por un gobierno tripartito UPN-CDN-PSN, basándose en una doble argumentación: una oferta generosa de UPN al PSN para compartir gobierno con un claro fin de mejorar las cuestiones sociales, y la consolidación del PSN como partido garante de la estabilidad institucional de Navarra. No sólo comparto su análisis sino que aportaré un argumento complementario.

Desde el PSN, puestos a elegir, podría optarse por la alianza con los partidos regionalistas frente a la de los partidos nacionalistas vascos. Lo que sigue tratará de fundamentar tal decisión.

Que desde UPN, en la estela marcada por el PP, se ha acusado a los socialistas de mil tropelías respecto de Navarra es algo evidente, doloroso y falso: ¿cómo se dice ahora que ambos partidos son constitucionalistas cuando unos acusaban a otros de vender Navarra a ETA? ¿Eran entonces traidores a Navarra y ya no lo son? Que el miedo infundido, y la mayoría de las veces infundado, a la sociedad con el tema de que Navarra estaba en almoneda en la mesa de negociación ha sobrepasado los límites tolerables de la crítica política. Con todo ello se ha dañado profundamente a la democracia y a la ciudadanía, y está por ver si beneficia a los partidos que provocan tamaño dislate. Por tanto parecería lógico no mirar a la cara a quien te desprecia, te insulta, te acusa y te criminaliza respecto a la permanencia y estabilidad de la comunidad política surgida de la Constitución.

Vayamos, por tanto, a la otra opción: un pacto a seis o siete bandas (PSN, IU, Aralar, PNV, EA, Batzarre y, en su caso, CDN). Dejemos de lado, metodológicamente, a IU y CDN, y centrémonos en NaBai. El ruido mediático los presenta como los grandes triunfadores: la segunda fuerza política, lo cual es cierto por los votos obtenidos. ¡Y pronto la primera! Dijo uno de sus líderes, Zabaleta, la noche electoral.

Estamos hablando de una coalición de nacionalistas vascos. Es decir - les trataré con el calificativo que ellos no aplican en los demás - de ciudadanos que no admiten, sino que encubren y ocultan tal cualidad. Como ha dicho el profesor Arteta, para un nacionalista vasco hay un objetivo prioritario: la construcción nacional vasca. Todo lo demás queda subordinado al mismo: todo. Por tanto, y aunque tímidamente a veces pronuncian el término «ciudadano», les quema en los labios y lo rechazan de raíz. Su «nación» no es de ciudadanos, es de nacionalistas vascos, que no es lo mismo. Y serlo no es algo voluntario, sino adscriptivo, de nacimiento…y de educación. Recordemos a Fichte: «La germanidad consiste en pertenecer a la estirpe de los germanos… la nación se define por el nacimiento, la territorialidad y el lenguaje …(y el educando) ha de formarse de manera que no pueda querer de manera distinta a la que se quiere que quiera». (Discursos a la nación alemana). El corolario de todo ello es: un pueblo, una nación y una cultura implican un Estado independiente. Todo esto está en NaBai. No se trata de condenarlo políticamente, pero sí de esclarecerlo para que brille lo que con tanto esmero se ocultó en la campaña electoral.

Por último: éste es un viejo y rancio nacionalismo de derechas. Sólo por la perversión de una izquierda miope y que se ha quedado sin discurso político propio - y casi sin votos como IU -, el nacionalismo ha obtenido un marchamo de «progresismo». Es un error monumental.

Curioso el hecho que pregonan de que apoyan decididamente las políticas sociales: ese es su nuevo juego. También los líderes de Hamás se han ganado la confianza de la población prestando servicios sociales sin, por ello, dejar de ser fundamentalistas. Por eso no nos pueden engañar. La mejora del bienestar social que UPN ha podido descuidar no es la clave para inclinarse hacia el otro lado, porque se puede corregir. Lo que es incorregible es el no tener asumidos valores como los de civismo (ciudadanía), el respeto a la libertad de elegir (no la adscripción) y la apertura, reconocimiento y protección legal para que uno pueda o no ser lo que él decida, al margen de lo que otros programan para él (nacionalismo obligatorio). Hasta el momento y sin ninguna duda UPN admite estos valores, pero no NaBai. Y si el PSN también los asume… saquen la conclusión sobre por dónde deberían ir los pactos.

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